Hay veces en la vida que nos vemos asfixiados por los problemas. Nos amargan, nos dejan sin aliento. Queremos un respiro, pero los demás no nos lo dan.
Pero llegamos a un punto donde cambia la forma de tomarnos las cosas. Puede haber dos opciones; una, donde caigamos en un pozo infinito y negro donde nos veamos metidos en una vorágine de locura. Y otra, donde nos deshagamos de las historias, ignorando personas y situaciones y emprendamos un camino más tranquilo.

Porque hay que mirar por nosotros mismos y por lo que nos hace estar tranquilos. También por salud mental.
Hay momentos en los que batallamos y batallamos, día tras día, contra cosas o personas que no van a cambiar.
Cuando se batalla contra personas, lo mejor que se puede hacer es dejar las cosas y que cada cual haga lo que quiera. Incluido nosotros.

Así que lo mejor es dejar de luchar contra ese algo o alguien, y salir a vivir. Hay que gastar el tiempo en diversión, aficiones, relax...todo lo que sea mantener la mente ocupada, pero tranquila.

En vez de invertir el tiempo en esfuerzos que han sido en vano, mejor invertirlo en ti mismo. ¿Para qué gastar más energía y fuerzas en algo o alguien?

Vamos a vivir, vamos a tomar las riendas de nuestra vida. Vamos a independizarnos de lo malo. Porque nos lo merecemos.