abril 2016 - Mi Mundo Blogueril | Reflexiones y poesía

01 abril, 2016

9.2
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Hace ya mucho tiempo, fijé mis ojos en un ser.
Había pasado desapercibido durante un buen tiempo,
pero todo se agolpó en el último año.

Cada temprana mañana le veía.
Le miraba y no me iba
hasta verle desaparecer de mi vista.
Disimulaba las veces que le clavaba mi mirada,
en aquel sitio.

Volvía a mi casa y casi al llegar,
cada día, siempre se movía por el aire,
un agradable olor a café.

En el otoño,
en el frío invierno,
 y en la calidez de la primavera.

Raro fue el último invierno,
que en la ida a ese sitio era frío,
pero la vuelta era más cálida,
pues llevaba el abrigo bajo el brazo.

Al final de la mañana le volvía a ver.
Cien rincones componía aquel lugar,
y a veces miraba a esos rincones
para después volverle a mirar.

Pasaban los días, las semanas...
Y se iba agrandando el deseo y el sentir.

Tanto que, pedía consejo a una amiga para saber
qué le podía decir con la excusa de hablar,
y que por un momento, su mirada se clavara en mí.

Mi mente no llegaba a la conclusión
de cosas tan fáciles como:
preguntarle la hora, o alguna otra cuestión del trabajo.
Cosas tontas, pero que no llegaba a pensar.
Ya que mi mente estaba nublada por aquella historia.

Hice caso a mi amiga y crucé algunas que otras palabras.
Bastante curioso fue el momento en el que,
instantes antes de verle en una de las ocasiones,
mi reloj se paró.

Tenía la excusa perfecta
para la cosa tonta de preguntarle la hora,
y que así realicé.
Me vine contenta. Qué tonta yo.
Pero con tan poco me conformaba.

Lo raro de aquello fue que,
al ir a arreglar el reloj,
para sorpresa la mía,
en realidad no le pasaba nada.
Mi cara de estupefacción,
fue el resumen de aquello tan extraño.

Qué curiosa es la vida, o el destino, que te prepara algún momento,
justo para darte el empujón y conseguir las cosas.
Porque a veces necesitamos un empujón,
cuando no nos atrevemos por sí solos.

Alguna otra ocasión más se sumó a la lista de instantes
donde pude hablar con ese ser.
Tangible pero abstracto.
Algún que otro tartamudeo y balbuceo de mi boca
salía en esos contados momentos.

Inevitablemente llegó el momento de dejar de verle,
por las circunstancias que a veces mandan en la vida.

Pero busqué la forma de volverle a ver, 
con algunas excusas que me llevaron a esa persona.
Intercambiar unas pocas palabras es lo que logré.

Hacía malabares para ponerme contactar por con dicha persona,
sin éxito alguno y repetidos fracasos.

Y mucho tiempo después le volví a ver.
Nuestros caminos se cruzaron en direcciones opuestas,
cuando ambos íbamos en coche.

Pero, ya no le volveré a ver a las nueve ni a las dos.

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Qué cosas...
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Qué fácil es sentir y qué difícil es batallar contra eso.
Pero si te paras a mirarle cada detalle,
te puede el sentimiento.

Porque le observas y te enamoras de sus ojos,
de su mirada, de su nariz, de sus labios,
de su boca...hasta de su pelo.

También de su sonrisa, como no.
Porque ya que te gusta todo, 
por qué no enamorarse de ese "todo".

Te hace volar la imaginación, y hasta la creatividad.
Porque siempre se expresa con palabras, poesía,
música, canciones...todo en letras.

Reincides una y otra vez en ver sus fotos,
al fin y al cabo si no le tienes cerca o no le ves,
es lo único que puedes admirar de esa persona.

Reincides en repasar sus palabras.
Viejas palabras.
Y te das cuenta que eso es sólo cosa del pasado, 
en el que te quedas anclada.

Pero con la vista o la esperanza en el futuro.
Y si le ves, el corazón se clava en sí.

Qué cosas...
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@mimundoblogueril