Mujer de bandera

Comencé siendo una niña cargada de timidez e inseguridad. Dos lastres que no vienen nada bien para las personas en esta sociedad.

A medida que iba creciendo, en un proceso lento, iba desprendiéndome de aquellas dos cosas que más carga me hacían tener.

En cierto momento de mi vida empezó un cambio. Comencé a trabajar, después me saqué el carnet de conducir (aquello de conducir un coche me dio más seguridad) y seguí trabajando.

En aquella época, ya empezaba a tomar la vida de una persona adulta. Ya iba recolectando experiencias.

Superaba zancadillas que la gente me ponía e incluso aprendí a poner yo esas zancadillas. ¿Por qué no? ¿Por qué no aprender a poner zancadillas a la mala gente que tanto abunda? 

He de decir una cosa respecto a eso...y es que no es malo. Eso es defensa, porque si no te defiendes en la vida, te hunden.

He aprendido a decir no, a enfrentarme a la gente, a las situaciones, a no callarme, a plantar las verdades a la cara.... Y seguiré aprendiendo a hacer muchas cosas más.

Aquel cambio lo experimenté cuando rondaba los 20 años. Y a partir de los 20, ya notaba con más fuerza ese cambio. Y precisamente con más fuerza me sentía.

Seguí estudiando y después continué trabajando. Y es que soy una persona activa, además de que me gusta serlo. Tengo que estar en una cosa u en otra.

Cuando una persona es joven, se le agolpan las experiencias de todo tipo. Aunque cuando una persona adulta ya entrada en cierta edad, sigue aprendiendo, no lo hace a la velocidad de la que es más joven.

También me llegó el turno de experimentar cosas nuevas; viajar sola, primeras vacaciones con amigas, conocer nuevos lugares...e incluso conocer gente de internet. Algunos pensarán "qué atrevimiento", pero no es tan atrevido cuando llevas varios años hablando con la misma gente. 

Yo que estaba harta de mala gente que rondaba en mi zona, el encontrar personas con dos dedos de frente en todos los ámbitos, fue un respiro de aire ante tanta toxicidad.

He seguido viajando sola, y aprendiendo a desenvolverme en ciudades que no conocía y que a estas alturas, me muevo como pez en el agua. Y haciéndolo tan a gusto, empapándome de vida, de gente, de movimiento...todo eso que tanto me gusta cuando voy a un lugar.

Me seguiré desenvolviendo, seguiré experimentando...viaje, corra, ande, haga lo que haga.

Por si esto fuera poco, en mi mente rondan muchas ideas y proyectos. Todo ello que quiero llevar a cabo, tendrá que hacerse a su tiempo. Me considero creativa, pero a veces el tiempo es mal compañero, pues no me permite hacer realidad esas ilusiones cuando una quiere.

Todo esto de ser así, me viene de mi madre, que es una mujer de bandera. Las cosas que me inculcó de pequeña, luego las comprendí cuando me hice adulta. Las cosas que ha hecho ella, ahora las veo en mí. 

Es una suerte disponer o haber dispuesto de un maestro o maestra que te sirva de guía para ser alguien en lo que una se quiere convertir. Qué mejor maestr@s que los padres, madres, abuelos y abuelas, o personas que aunque no sean familiares, nos han marcado lo suficiente como para dejar ese mensaje.

Yo tengo a mi madre, que me ha enseñado muchas cosas. Y por eso...quiero ser una mujer de bandera.